Una respuesta fácil a por qué queremos comprar una guitarra eléctrica sería porque ya llevamos un tiempo con la guitarra española que nos regalaron y estamos hartos de “La chica de ayer”, “La balada del despertador” o de que los riffss de “Smoke on the Water” y “Highway to Hell” nos suenen a noche de campamento del colegio.
Pero en realidad la respuesta más sincera a la pregunta de por qué queremos una guitarra eléctrica es… porque llevamos años mirando sin pestañear a ese o esos músicos que consiguieron con su sonido que se nos erizara la piel. Por eso cada uno cuando pensamos en una guitarra eléctrica tenemos una imagen diferente: Una Fender Stratocaster los que alucinan con Hendrix o Malmsteen, una Gibson Les Paul los que agitan la cabeza con Slash (Guns N’ Roses) o Zakk Wylde, una Gibson SG los que han crecido con la imagen de Angus Young (AC/DC) o Tony Iommi (Black Sabbath), una Fender Telecaster los fans del “Boss” Bruce Springsteen, o el modelo Explorer con el que James Hetfield (Metallica) cautivó a todo el mundo desde el escenario y la Fender Mustang con la que se relaciona a Kurt Cobain, aunque muchos le recordemos más con una Stratocaster al hombro.
Vale, no todo va a ser rock y metal
Pero es en estos géneros donde encontramos mayor fidelidad o identificación con una imagen, con un modelo específico de guitarra, y es esa potente imagen la que crea iconos, ídolos, que nos llevan a querer estar ahí y tener esa fuerza en las manos.
Por eso cuando leo que a los principiantes se les recomienda tal o cual modelo de guitarras económicas, pero cumplidoras, sin tener en cuenta nada más que la calidad y precio del instrumento, me llama la atención que se obvie el que todos queramos una guitarra para ser como nuestros ídolos. Al final, empecemos con la que empecemos, siempre tendremos en el punto de mira “esa guitarra”, y caeremos en el “GAS” (Guitar/Gear Acquisition Syndrome), hasta dar con ella. Por eso desde entrelascuerdas.com queremos acercarte a las mejores posibilidades de tener colgada al cuello la guitarra que te haga feliz incluso antes de enchufarla a ese otro gran protagonista del sonido final, el amplificador, del que también dependerá mucha parte de que la experiencia musical sea completamente satisfactoria. Y junto a ellos los efectos, que nos llevarán primero a sonar como nuestro ídolo y más tarde a tener nuestro sonido saliendo de los dedos hasta los oídos del público.