Ya tenemos aquí la Spirit Nano Series, tres pequeños amplificadores inspirados en la tecnología del conocido H&K Black Spirit. Tres pequeñas bestias que caben en la funda de tu guitarra y que ofrecerán soluciones para guitarristas de blues que buscan un tono cálido y a veces más crunch, a los rockeros más duros y a los metaleros más virtuosos o agresivos.
Tanto para los que necesitan un compañero de viaje más pequeño y manejable, como para los guitarristas que buscaban el mejor sonido con las mejores prestaciones para ensayar en casa o tocar en pequeños ensayos o locales, la llegada de pequeños amplificadores como el Orange MicroTerror (y posteriormente el MicroDark), el Peavey Piranha, los Joyo Bantamp como el Zombie, o el Vox MV50 fue una solución ideal.
El mercado dio respuesta una vez más, esta vez con pequeños cabezales y no solo con combos, a todos los que le quedaban muy lejos los grandes amplificadores de 100W a válvulas, pero que también se habían pasado ya muchas veces la pantalla del combo casero de 15W. Ahora Hughes&Kettner se suma a la pelea con una apuesta más arriesgada y, literalmente, más potente.
Tres modelos con características muy específicas forman la familia Spirit Nano Series: Vintage, Rock y Metal, con tres sectores de público bien claros en el punto de mira de cada uno.
Frente a los pequeños híbridos de los que hablábamos antes, en los que una válvula empujaba 20W de potencia sólida (50 en el caso del Vox) nos encontramos ahora con cabezales a transistores de 50W, también con un solo canal, como los otros modelos citados, en el que la tecnología Spirit Tone Generator promete una experiencia completamente analógica en su sonido.
Los cuatro controles que presenta la Serie Spirit Nano ofrecen la posibilidad de ajustar el volumen, profundidad para controlar la saturación y tono además del gain que nos va a llevar al extremo de distorsión que cada uno estime necesario, que ya podemos decir que en el caso del modelo Metal es demencial. De nuevo carecemos de una ecualización más personalizable, pero empezamos a estar ya acostumbrados.
La salida para una pantalla de 4 a 16 Ohms (de lo que también dependerá la potencia que nos ofrezca el ampli) se completa con salida de línea independiente para grabaciones y el recurrente puerto para nuestros auriculares además de una entrada de audio auxiliar (minijack), todo en un aparato de menos de 20 centímetros de largo (19, por 9 de alto y de ancho) y escasamente un kilo de peso junto a su conector a la red eléctrica.